Kim Kardashian habla sobre su “síndrome de Estocolmo” y los efectos del estrés tras su separación de Kanye West
En el estreno de la séptima temporada de The Kardashians, Kim Kardashian, de 45 años, habló con inusual franqueza sobre su vida tras la separación de su exmarido, Kanye West, y reveló que durante su matrimonio llegó a sentir lo que definió como “síndrome de Estocolmo”.
El término describe una reacción psicológica en la que una víctima desarrolla sentimientos positivos hacia su captor o abusador, según explica la Cleveland Clinic.
El impacto en su familia
Durante el episodio, la empresaria recordó el momento en que uno de sus cuatro hijos —North (12), Saint (9), Chicago (7) y Psalm (6)— comprendió lo que estaba ocurriendo en casa. Kardashian aseguró que esa situación marcó un punto de inflexión en su vida.
“Mis hijos están involucrados ahora… mi trabajo como madre es asegurarme de que, cuando ese comportamiento ocurra, estén protegidos”, afirmó, destacando que su prioridad absoluta es ofrecerles un entorno estable pese a la presión mediática y las críticas en redes sociales.
Salud y estrés: psoriasis y aneurisma
Kardashian también reveló que su relación con West tuvo consecuencias físicas. Contó que sufrió un nuevo brote de psoriasis, un signo que interpretó como una alerta de que su nivel de estrés había vuelto a aumentar.
“Me sentí más estresada, probablemente porque tenía que súper, súper proteger lo que tenía que proteger”, explicó.
En un adelanto del programa, la estrella mencionó que se sometió a una resonancia magnética, donde los médicos detectaron un pequeño aneurisma cerebral, cuyo origen atribuyeron al estrés.
Kardashian admitió que durante años sintió que debía “aguantar” y “ayudar” a West. “Siempre me sentí como si tuviera un poco del síndrome de Estocolmo; siempre me sentí muy mal, muy protegida y siempre quise ayudar”, dijo. Sin embargo, aseguró que esa sensación de responsabilidad personal ha cambiado recientemente: “Esta fue la primera vez que no sentí esa responsabilidad”.
La empresaria también habló sobre la complejidad de mantener una relación de co-parentalidad con West. “Por mucho que la gente piense que puedo darme el lujo de irme y no volver a tratarlo, esa no es mi realidad. Tenemos cuatro hijos juntos”, explicó.
Aprovechó además para desmentir rumores que la acusan de impedirle a West ver a sus hijos. “Es muy confuso porque en Internet se dice mucho ‘Me quedo con los niños’. Nunca me ha llamado para pedirme verlos. Tenemos la misma dirección, así que sabe dónde están sus hijos”, aclaró.
La vida que no fue
Kardashian recordó que, en su momento, West llegó a comprar una casa junto a la suya con la intención de facilitar la crianza compartida: él llevaría a los niños al colegio y cenarían juntos cada noche. Sin embargo, ese plan “nunca funcionó”.
“Es un divorcio, no un secuestro. ¡No nos hemos ido!”, expresó con ironía, subrayando que, pese a su fama y patrimonio, su realidad familiar es mucho más compleja de lo que aparenta.
